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domingo, 6 de febrero de 2011

A Lai-la Zuhra, una vejeriega reina Andalusí

En la calle  Callejón Oscuro, dentro del recinto amurallado de Vejer y perpendicular a La Costanilla, nos encontramos con la siguiente placa y que voy a aclarar:

Placa conmemorativa a A Lai-la
Callejón Oscuro

A lai-la Zuhra era una morisca natural de Vejer, reina Andalusí, que fue, por sí misma y por lo que significó en la historia del norte de Marruecos, una de las más importantes personalidades femeninas del occidente islámico, en la Edad Moderna, en cuya historia se resume, en cierta medida, la de toda la zona vinculada al Estrecho de Gibraltar, dentro de los complicados cambios y trasvases de intereses que se produjeron a finales del siglo XV y comienzos del XVI.
Su nombre castellano era Catalina Fernández. Se casó con Sidi Ali Ben Rasid, príncipe de un estado prácticamente independiente de los wattasíes, con capital en Chauen, ciudad que fundó poblándola con gente de la comarca y con emigrados granadinos, o de otras partes, que escapaban del avance de los Reyes Católicos.
Del matrimonio nacieron dos hijos: Mawlay Ibrahím y Aysha.
El primogénito, llegó a la cumbre del poder sucediendo a su padre y siendo el valido del sultán wattasí de Fez. Fue un buen político, un excelente militar y un hombre de carácter, siempre pendiente de su hermana Aysha, tan emprendedora y fuerte de temperamento como él. Siendo todavía una adolescente, Aysha, la futura Sitt al-Hurra, se casó con Aly AI-Mandri, aristócrata andalusí desplazado a Tetuán y repoblador de esta ciudad.
Cuenta la leyenda que A lai-la al marcharse de Vejer y echar de menos esta ciudad, le pidió al marido que le hiciera una igual, de ahí la creación de Chauen que guarda cierto parecido a Vejer y actualmente hermanada.
 Chauen es el primer pueblo importante de la zona de la zona denominada “El Rift”. En mitad de las montañas, a una altura considerable, y con una historia truculenta de guerras, conquistas, pero de gente sencilla y amable y de paisajes espectaculares, y en general muy recomendable. La Medina está amurallada y posee seis puertas de acceso.
Sus estrechas y laberínticas calles, limpias y adoquinadas, albergan casas de estilo andalusí, pintadas de blanco y azul añil, con remates ocres en sus tejados, cubiertos por tejas rojas.
La mayoría de las puertas están pintadas de azul.
Toda la Medina parece un inmenso bazar, repleta de tiendas, talleres de artesanía de cuero, plata y madera en cada esquina, antigüedades, telares de seda y lana y multitud de rincones pintorescos.
El conjunto de la Medina puede calificarse como de «pueblo azul» por el característico color que decora sus puertas y fachadas. Según los lugareños para espantar a los malos espíritus.
Un buen lugar para “fumar”, descansar, comer estupendos tayines, hacer fotos y compras regateando y sobre todo, disfrutar de la estupenda gente de Marruecos.

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